Tú eres una hija del Rey, y no de cualquier rey.
Tú eres mi hija, y yo soy el Dios de todos los cielos y la
tierra. ¡Y estoy encantado contigo! Eres la niña de mis
ojos. Tú eres la niña de Papá. Tu padre terrenal puede
amarte extremadamente, pero su amor no es perfecto,
sea grande o pequeño. Solo mi amor es perfecto,
porque yo soy amor. Yo formé tu cuerpo. Yo estructuré
tu mente y alma. Conozco tu personalidad, y
puedo entender tus necesidades y deseos. Puedo percibir
tu dolor y tus desilusiones. Y te amo apasionada
y pacientemente. Eres mi hija. Yo te compré por
precio, para que pudiéramos establecer una relación
cercana por la eternidad. Muy pronto nos veremos
cara a cara (como Padre e hija) y podrás disfrutar del
maravilloso lugar que he preparado para ti en el
paraíso. Hasta entonces, fija tus ojos en el cielo, y
camina cerca de mí. Sabrás que, aunque yo soy Dios,
mis brazos no son tan grandes como para no poder
abrazarte mi amada hija.
Con amor,
Tu Rey y Padre celestial
Yo seré un padre para ustedes,
y ustedes serán mis hijos
y mis hijas,
dice el Señor Todopoderoso.
2 C O R I N T I O S 6 : 1 8